El modisto Jean Paul Gaultier convirtió la pasarela en una pista de baile por la que desfilaron sosias de iconos de los ochenta, rindiendo un homenaje a la estética de estas estrellas.
El suelo de la pista estaba lleno de purpurina y la bola de espejos reflejaba los haces de luz que recreaban la atmósfera disco cuando los éxitos de los ochenta empezaron a sonar, entre ellos MADONNA Y MICHAEL JACKSON
El suelo de la pista estaba lleno de purpurina y la bola de espejos reflejaba los haces de luz que recreaban la atmósfera disco cuando los éxitos de los ochenta empezaron a sonar, entre ellos MADONNA Y MICHAEL JACKSON
Al fondo de la sala, un grupo de bailarines comenzó a moverse al ritmo de la melodía, con coreografías de la española Blanca Li.
Los primeros modelos eran trajes de chaqueta y pantalón, masculinos, deconstruidos y de riguroso negro y hasta que no apareció una modelo con el pelo corto teñido de rojo, el público no reconoció el estilo de la cantautora escocesa Annie Lenox.
Los primeros modelos eran trajes de chaqueta y pantalón, masculinos, deconstruidos y de riguroso negro y hasta que no apareció una modelo con el pelo corto teñido de rojo, el público no reconoció el estilo de la cantautora escocesa Annie Lenox.
Le tocaría el turno a Madonna y a sus transparencias con encaje negro, a las circunferencias que cubren el pecho y a la rejilla, todo ello bajo la perspectiva de Jean Paul Gaultier.
El desfile de Gaultier fue en un espectáculo que terminó con un gimnasta que recorrió la mitad de la pasarela dando volteretas.
El público, que iba reaccionando a cada guiño, recibió con un caluroso aplauso al creador que decidió saludar en compañía de Amanda Lear.
El público, que iba reaccionando a cada guiño, recibió con un caluroso aplauso al creador que decidió saludar en compañía de Amanda Lear.
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